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lunes, 20 de agosto de 2018

Libres


Microrrelato. Relato. Texto. Pájaros. Vida.


El sentimiento de culpa le provocó la muerte, una matanza sin precedentes en su avanzada vida. Años siendo su única compañía, su verdad, su silencio y su algarabía. Y por última vez erró. Lo sabía. Fue él. ¿Quién sino? No había más responsables. Aunque eso ya era lo de menos. No hubo tiempo para despedidas. No por gusto. Su corazón cesó. La nebulosa mental se aclaró al sentir claridad. La luz le transmitía paz. Calma. Estaba mejor que nunca. Sin dolores. Flotaba. Los oía. Eran ellos. Los veía. 

 Reconoció ese pelaje grisáceo amarillento a lo lejos. Único y cuidado al detalle. «Es por la alimentación», decía siempre el veterinario. O por lo que fuera. Que más daba. ¿Acaso importaba? Era su familia. Y la familia es lo más importante. Lo primero, pero no supo cuidarla. Al menos como a él le hubiera gustado. Ya estaban juntos. —¡Sí!— dijo al verlos. Después de varios días pensándolo. Todos reunidos de nuevo. —Nunca más volveréis a estar enjaulados hijos míos y os prometo que jamás en la poyata de un décimo piso—.

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